La Economía Digital: Un nuevo terreno de lucha

El objetivo de Florencia es aplicar una perspectiva feminista al análisis de la economía digital. Presenta este ámbito como un escenario de disputa que requiere una intervención y valoración desde la economía política. Para abordar estas cuestiones, inicia su presentación enfocándose en dos esferas que parecen desdibujarse en las discusiones sobre los nuevos retos de las economías digitales, especialmente con el aumento exponencial de su uso durante la pandemia. Los elementos a tener en cuenta son las dinámicas contemporáneas del trabajo: ¿Qué relaciones laborales, estándares de protección social y modos de relación laboral se imponen con el auge de la economía digital? En segundo lugar, la dimensión del poder: ¿quiénes almacenan la información y los datos, y cómo las plataformas, controladas por oligopolios, manejan las herramientas tecnológicas que todas, todos y todes utilizamos?

En cuanto a las relaciones laborales, Florencia enfatiza que la digitalización ha transformado rápidamente diversas dimensiones de la vida cotidiana, como el comercio, las relaciones sociales y las formas de trabajo, especialmente desde la pandemia. Estos cambios, aunque ofrecen nuevas posibilidades, también han exacerbado las desigualdades existentes y generado nuevas formas de explotación. Cita ejemplos como las/os/es “riders” (personas repartidoras), cuyo trabajo está desregulado y carece de protección social. Aunque fueron consideradas “esenciales” durante la pandemia, no recibieron este reconocimiento a nivel laboral y continúan siendo uno de los sectores más desprotegidos, ni siquiera reconocidas formalmente como trabajadoras.

También menciona ejemplos de explotación extrema en empresas chinas, como se detalla en el libro La Máquina es tu amo y señor, que relata las condiciones de superexplotación que llevan a situaciones extremas, como los suicidios en fábricas de empresas como Foxconn, donde se producen los aparatos tecnológicos que todas usamos.

En relación al análisis del poder, Florencia destaca cómo las grandes potencias tecnológicas, agrupadas bajo siglas como GAFAM en Estados Unidos (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) y representadas por empresas como Alibaba y Tencent en China, controlan el almacenamiento de datos, incluidas las bases de datos gubernamentales, y las redes sociales. Esto configura tensiones geopolíticas derivadas del control de las tecnologías. Florencia subraya que se ha consolidado un capitalismo digital, sostenido por cadenas de valor controladas mediante dinámicas de explotación laboral, aprovechándose de las desigualdades de clase, género y raza en un contexto de reconfiguración de la división internacional del trabajo.

Este capitalismo de plataformas utiliza eufemismos como la “economía colaborativa” para vender una falsa idea de horizontalidad, mientras oculta y perpetúa las relaciones de poder y la explotación laboral que estas empresas ejercen. Florencia también señala cómo estas dinámicas precarizan aún más a sectores ya vulnerables, especialmente a mujeres que son empujadas al ‘autoempleo’ bajo el paradigma del emprendedurismo. Esto genera endeudamiento en sectores feminizados, a través de modelos como el de Mercado Libre en Argentina, donde las principales afectadas son mujeres de sectores populares del sur global. Además, otras formas de explotación en la economía digital incluyen la externalización de servicios, la “uberización” de la economía, y la cada vez más difusa frontera entre la conexión y la desconexión del trabajo, fenómeno que se intensificó con el aumento de las jornadas laborales durante la pandemia.

Sin embargo, concebir la economía digital como un escenario de disputa lleva a Florencia a hacer un llamado a la acción, destacando la necesidad de intervenir en este ámbito. En la conclusión de su presentación, retoma los principios de la Declaración de Justicia Digital Feminista, sintetizando varias ideas clave. Primero, propone una economía de la Inteligencia Artificial (IA) organizada bajo principios democráticos y distributivos, subrayando la importancia de cuestionar no solo su uso, sino también quién la controla y cuáles son sus efectos. En segundo lugar, plantea la construcción de plataformas digitales más solidarias y sociales que fomenten el intercambio justo entre personas trabajadoras. Existen ejemplos, como las cooperativas de servicios de cuidado en distintas partes del mundo, que demuestran modelos alternativos al capitalismo digital actual. Además, Florencia subraya la necesidad de construir una economía digital que no solo se enfoque en el acceso y la conectividad, sino que también contemple la inclusión de identidades y experiencias diversas, como las de mujeres, y personas trans. Finalmente, aboga por un nuevo contrato social feminista en el ámbito tecnológico, que desafíe las políticas corporativas y busque un control más equitativo de los datos y las tecnologías.

Florencia concluye resaltando que, aunque las fuerzas conservadoras han utilizado la tecnología para concentrar poder y amenazar la democracia, fomentando gobiernos autoritarios, este también es un terreno que puede ser disputado. Los movimientos sociales y feministas del Sur Global tienen la oportunidad de intervenir y transformar estas dinámicas, promoviendo perspectivas que lleven la militancia feminista al plano de la economía digital, priorizando el cuidado y la sostenibilidad de la vida

 Florencia Partenio is a member of DAWN’s Executive Committee. She holds a PhD in Social Sciences from the University of Buenos Aires. Her working areas include labor studies, gender studies, and economic sociology. She is a part of DAWN’s Social Mobilizing team, the Feminist Digital Project, and coordinates DAWN’s School of Feminist Economics. She is also a professor of labor relations and feminist studies at bachelor and postgraduate programmes across vast public universities in Argentina. 

Síntesis de la presentación de Florencia Partenio, realizada por Carolina Mosquera Vera.